El Cabaret de los sueños perdidos

En “El cabaret de los sueños perdidos” que recrea Alvaro Peña en sus nuevos registros pictóricos, alude a cuerpos exentos de pensamiento trivial. Las almas melancólicas de ésta ópera prima se muestran desarmadas de aventura y nos llegan personajes construidos con legitimidad, para no coincidir jamás con acólitos demagogos de expectativas erótico-triunfalistas.
Descubrimos humanoides que exhalan un sigiloso suspiro apresado en recuerdo de Gustav Klimt, Egon Schiele y Toulouse Lautrec. Y entonces, las criaturas libinidosas contemplan el triple salto mortal, sin red, en el que Alvaro Peña se tortura con devoción cromática. Reedita el cabaret sobre acuarela y acrílico, siempre entre sueños.
Pedro López Morales
“Al principio mis observaciones tomaron un giro abstracto y general. Miraba a los viandantes en masa y pensaba en ellos desde el punto de vista de su relación colectiva. Pronto, sin embargo, pasé a los detalles, examinando con minucioso interés las innumerables variedades de figuras, vestimentas, apariencias, actitudes, rostros y expresiones.
La gran mayoría de los que iban pasando tenían un aire tan serio como satisfecho, y sólo parecían pensar en la manera de abrirse paso en el apiñamiento. Fruncían las cejas y giraban vivamente los ojos…
…Otros, también en gran número, se movían incansables, rojos los rostros, hablando y gesticulando consigo mismos como si la densidad de la masa que les rodeaba los hiciera sentirse solos”
Edgar Allan Poe (El retrato oval).